Llegó el calor de la primavera, los días se hacen cada vez más largos y los días de vacación están a la vuelta de la esquina. Y como no hay mejor manera de disfrutar del sol que acompañar el día con algo que nos dé frescura, te contamos de dos bebidas frías que te encantarán.
Bebidas frías para el calor
Té helado
El té es una bebida naturalmente versátil que puede beberse caliente o fría en cualquier momento del día. Técnicamente, esta bebida contiene cafeína y se divide en té negro, verde y blanco; las infusiones, por otro lado, no contienen cafeína y son el resultado de la combinación de distintas hojas, flores, o frutos. El té frío se puede preparar de dos maneras: infusionando en agua caliente o en agua fría.
1.- De manera tradicional, comienza agregando tus hojas de té al agua hirviendo. Si estás usando una base de té negro o verde, puedes agregarle algunas rodajas de naranja, un poco de jamaica, frutos rojos o jengibre para jugar con los sabores.
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2.- Puedes enfriarlo de dos formas: agregando hielos o enfriando la infusión. Si decides agregarle hielos deberás preparar una infusión concentrada con más té que agua para no diluir el sabor.
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3.- El té se debe filtrar después de un tiempo para evitar que se amargue. Una vez filtrado, guarda el té en el refrigerador durante algunas horas.
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4.- Para preparar el té directamente en agua fría, debes dejar las hierbas soltar su sabor durante dos y hasta ocho horas. El agua fría extrae el sabor con mayor lentitud que el agua hirviendo, te recomendamos probar constantemente el té para evitar que lo filtres antes de tiempo.
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5.- Muchas veces el atractivo del té helado es que puede ser más dulce que el té caliente. La realidad es que no tienes que hacerlo dulce si no lo deseas. Puedes agregar azúcar o endulzantes naturales al gusto, sobre todo si quieres compartirlo con los más pequeños de la familia.
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Sangría
La sangría es una bebida clásica para los meses de calor. Contiene alcohol y se distingue por su sabor frutal.
1.- Para comenzar, te recomendamos preparar la sangría con al menos dos horas de anticipación. De esta manera, el sabor de las frutas tendrá tiempo suficiente para mezclarse con el vino.
2.- Las frutas en esta bebida son una parte fundamental. Puedes utilizar las que más te gusten, aunque usualmente se utilizan manzana, frutos rojos como mora azul y frambuesa, durazno, naranja y fresa. Es mejor cuando todas estas son frutas frescas, no congeladas o en lata.
3.- En una jarra, añade el vino tinto de tu elección (que no debe ser de extrema calidad, pero procura no utilizar alguno de tetrapack), agrega la fruta partida, y si lo deseas una mezcla de azúcar o almíbar.
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4.- Después de dejarla enfriar y permitir que la fruta suelte su sabor, antes de servir agrega alguna bebida gaseosa. Puede ser un refresco de limón o ginger ale, dependiendo de qué tan dulce deseas que sea su sabor.
5.- Mantén una cuchara a la mano para poder servir las frutas y no dejar que se olviden al fondo.
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¡No dejes de disfrutar de tus bebidas favoritas y agrégale un toque de frescura a estos días soleados!
